Sufro los privilegios perdidos
La identificación
es la forma primera del lazo afectivo y evidencia
la relación
con el Otro. Establece en sí misma un
lazo social y familiar condicionado por
la época.
Describimos nuestra época como la época
del Otro que no existe, para señalar
aquello que de la época resulta del
registro de los ideales más efímeros,
identificaciones "un poco flotantes en
relación al discurso del Otro"(1).
Si bien nuestra clínica está ligada
al estado contemporáneo de la cultura,
y esto no es sin consecuencias en la historia
del sujeto, quisiera abordar el modo
singular en que se manifiestan las identificaciones
y síntomas de nuestros analizantes.
Es así que lo paradojal de la identificación
es "que aunque tiene que ver con
sujetos que se presentan en grupo, la
identificación cuestiona al universal
y la verdad se descubre con una incidencia
singular"(2).
A través del relato de éste caso
trataré de dar cuenta de la patología
en los lazos familiares para ubicar lo esencial
de la relación al Otro en tanto fallida.
La ocasión parte como siempre de aquello
que como analistas nos interroga y es la posibilidad
de avanzar en la cura del analizante para ubicar
quela "la identificación como verdad
singular del sujeto no alivia "(3), y
determina el pathos de la relación al
Otro y al goce.
D. se presenta con una evidente inestabilidad
física. Dice:"no manejo mis pasos".
Refiere estar triste por la reciente muerte
de su madre, por sus dificultades motoras que
le impiden trabajar, por la enfermedad
de su hijo y por las dificultades con su actual
pareja donde el malentendido se evidenciaba
hasta la violencia.
De su historia ubica el abandono paterno a
la edad de 13 años. Sus padres se separan
y su padre se va de la casa. Describe
que a causa de esto fue internado pupilo en
una escuela.
Al momento de la consulta hace siete años
que no ve a su padre, no lo busca, no quiere
saber nada de él, no sabe si está vivo
o muerto. Refiere un episodio en que lo encuentra
viviendo en una estación de tren
abandonada, abandonada su persona.
"Yo cargo en mi columna con el padre que no tuve, yo no era el pibe amparado
por el padre", dice.
Hace algunos años su hijo enfermó y
tuvo su primera internación. Señala
que es esquizofrénico y que el delirio
persecutorio se manifestó a pocos días
del día de la madre.
D. está separado hace muchos años
de la madre de su hijo. Dice: "la madre
de mi hijo es una mina que ha destrozado
a mi hijo, podría destrozar cualquier tipo
de relación familiar".
"Me forzaron a ser padre. Ella me impuso el hijo, no me preguntó si
yo quería, yo no podía, no estaba preparado, yo me resistía
a ser padre. Yo siempre fui un padre observador. Yo observaba lo que su madre
hacia de él, yo no intervenía, yo no había decidido tenerlo".
En esta etapa, habla reiteradamente del abandono
y descuido paterno y de sus dificultades en
aceptar la enfermedad de su hijo y de acercarse
a él.
Describe su estado físico actual y dice "todos éstos
problemas lesionaron mi columna; arriba presionando
mi columna mi padre y abajo presionando mi
hijo, mi columna destrozada".
Vamos viendo como, en la cadena de las
generaciones, hay un real que insiste y evidencia
que el padre no está nunca a la altura
de la función.
La inestabilidad emocional que lo aqueja refiere
a su columna colapsada a causa de su relación
al padre y al hijo enfermo. El esfuerzo por
inscribirse en el Otro, identificarse con el
Otro es fallido. El sujeto queda identificado
a su columna rota.
En el inicio de las entrevistas nos acerca
un libro escrito por él .Ubicaré algún
fragmento de su libro tal como está escrito
sin puntuaciones: " En éste día
poderes profanos de mi escapados fuera de mi
hacia un atril como en un atrio está o
va un uro ateo así perdido entre expresiones
artísticas y pares como un paseo de
pesadumbre presos en las paredes de la angustia esa
mayor que yo esa malsana esa que se apodera
de sus ecuaciones débiles....”
Es un esfuerzo por producir una metáfora
pero no lo logra, allí donde no se establece
la relación entre significante y significado,
el significante juega su partida solitario,
no hay significación, sólo certeza
y angustia.
Es posible ubicar en el recorrido del análisis
lo traumático de la relación
a su madre y la incidencia que esto tiene en
el modo en que se relaciona con las mujeres.
De su madre, dice que él era el preferido. "Mi
madre transfiriendo responsabilidades me hizo
cargo de mi hermano".
Describe su sin salida diciendo "Yo soy
el resorte del odio, ella mi madre hacia sociales
con todos y yo era el resorte del odio".
Dice: "sufro los privilegios perdidos",
frase que cobrará toda su importancia
en relación a las mujeres.
Al momento de la consulta en relación
a su pareja, D. se quejaba de que su
mujer exigía ser reconocida con todos
los mismos derechos como si estuviera casada.
Es durante este período que la herencia
materna del departamento donde viven será el
detonante de la separación.
El odio se evidencia en toda su especularidad.
La violencia verbal y física se hace
intolerable con el agravante de las dificultades y
secuelas físicas del paciente.
Un pedido de socorro de ambos trae aparejada
una intervención que apacigüe la
violencia desatada. La separación de
su mujer lo alivia.
Al poco tiempo comienza una relación
con una novia del pasado a la que él
llama la mujer de su vida. Esa relación
se interrumpió en el pasado cuando tuvo
que enfrentar nuevamente la posibilidad de
ser padre. Dice:"yo no me animé a
ser padre".
Sobreviene un tiempo de encuentro. Algo se
apacigua e interrumpe el análisis.
Al tiempo consulta muy angustiado y confundido
por lo que él ubica como la infidelidad
de la mujer."Estoy muy angustiado y triste,
me voy a tener que ir de la casa. No soporto
ver como delante de todos se muestra con
ese hombre. Ella seduce a todos, es igual que
mi madre".
Lacan ubica que "la angustia en su aparición
es signo del hundimiento momentáneo
de toda referencia identificatoria posible"(4).
Su madre era el centro y seducía a todos
los hombres y él un niño se quedaba
angustiado mirando el espectáculo. Dice: "la
misma desconfianza que me generaba mi
madre".
El objeto mirada se hace presente. La
escena insiste. El sujeto queda confrontado
con un goce del Otro que considera enigmático
y que sólo le asigna el lugar de objeto.
Lo persecutorio se manifiesta en éste
sujeto bajo esa desconfianza, certeza del engaño
de la mujer, seducción que lo torna
débil y sin recursos. La mujer para él
es el objeto que domina y queda indefenso frente
a la mujer como frente a su madre. La frase "sufro
los privilegios perdidos" adquiere toda
su significación.
Insistencia de un goce que lo fija a la escena
temida. "Ella me da la palabra y me inhabilita,
tiene una actitud psicopática, se acerca,
se aleja es como si yo fuera a llevarle un
ramo de flores y de repente... no está,
desapareció, se me escapa".
Su relato lo va dejando ubicado sin recursos
a merced de su padre, de su hijo, y de sus
mujeres.
El goce materno, el abandono paterno y su paternidad,
son marcas que lo han desestabilizado pero
no hay desencadenamiento en forma típica.
No puede arreglarse con las mujeres pero no
puede sin ellas. La mujer de algún modo
por períodos lo estabiliza y podemos
pensar que la mujer favorece una cierta suplencia.
Identificado a la columna rota, la falla de
la función paterna se torna evidente.
Podemos inferir que es el goce materno y "sus
privilegios" el que inhabilita al padre,
ya que hace falta que un goce se inscriba en
letras efectivas, que la causa de su
deseo sea una mujer para que la función
opere.
Nuestra clínica, ligada al estado contemporáneo
de la cultura, no deja de enfrentarnos con
el modo singular en que se entreteje fantasmáticamente
en cada sujeto la "identificación
que depende del significante, pero también
del objeto, que designa un margen de goce"(5).
Es así que la singularidad de la historia
del analizante juega su partida, confrontando
al sujeto con sus propias marcas.
Citas
1- J. Alain
Miller: El Otro que no existe
y sus comités de ética, Buenos Aires, Paidós, 2005
2-3-5 Eric Laurent: Las
Paradojas de la Identificación, Colecc.
Orientación Lacaniana, EOL. Paidós, 1999
4- J. Lacan: El
Seminario de la Identificación.
Inédito
Bibliografía
- J.
Alain Miller y otros - La Psicosis
Ordinaria. ICBA. Paidós,
2003
- J.
Alain Miller - Los inclasificables
de la clínica
Psicoanalítica, ICBA; Paidós,
Buenos Aires, 1999
Beatriz Gomel